Los pecados veniales son faltas leves que no rompen la relación con Dios, pero que debilitan la gracia en el alma. A diferencia de los pecados mortales, los pecados veniales no causan la pérdida de la vida divina en el alma, aunque pueden obstaculizar el crecimiento en la virtud y en la santidad.
Algunos ejemplos de pecados veniales incluyen la impaciencia, la ira leve, la pereza, la vanidad, la envidia moderada, la mentira sin graves consecuencias, la falta de atención en la oración y la omisión de deberes menores.
Es importante tener en cuenta que aunque los pecados veniales no son tan graves como los pecados mortales, es recomendable confesarse y recibir la absolución sacramental para recibir la gracia y fortaleza espiritual necesaria para evitar caer en ellos nuevamente.
En resumen, los pecados veniales son faltas leves que no rompen la relación con Dios, pero pueden debilitar la gracia en el alma y obstaculizar el crecimiento espiritual. Es importante estar consciente de ellos y buscar la reconciliación sacramental para recibir la gracia necesaria para evitar caer en ellos nuevamente.
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